Un estudio reciente de la FAO afirma que debido a las restricciones por la pandemia del COVID-19, la producción acuícola se ha visto afectada, por lo que ha disminuido en cerca de 1,3%.

Es así que también se ha notado un cambio por el lado de los consumidores, ya que sus preferencias cambiaron. Actualmente, muchos prefieren los productos congelados y envasados, en lugar de pescado fresco.

FAO señala que los impactos de la pandemia sobre la producción acuícola son variables y que hay una constante incertidumbre en su futuro.

También se reconoce que ante las innumerables interrupciones por el brote del virus, los mercados se han visto paralizados,  “los acuicultores que no pueden vender su producción deben mantener una gran cantidad de peces vivos que necesitan seguir siendo alimentados y por un período indeterminado. Algo que supone un incremento de costos, gastos y riesgos en la producción”.

Podemos notar que son muchas las especies cultivadas para la exportación se han visto afectadas por el cierre de los mercados internacionales, como China. Asimismo, el cultivo de moluscos bivalvos se han visto afectados por el cierre de sus principales destinos, vinculados al turismo, hoteles y restaurantes.

La FAO recomienda algunos puntos para fortalecer la acuicultura. Al igual que en el caso de la agricultura, se podrían entregar préstamos sectoriales prioritarios o seguros que incluyan reducciones en tarifas de energía y que permitan el acceso de los acuicultores a programas de crédito con intereses reducidos y préstamos con pagos flexibles.

Considera también que la situación actual propicia unas perspectivas de “incertidumbre” en los sectores de la pesca y la acuicultura, sobre todo en lo que respecta a la duración y la gravedad de la pandemia.